pedo al régimen 23-F

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1 de las extensiones del pensamiento dominante es que lo suyo es eterno. Antiguamente llamaban Historia a los reportajes de actualidad, explosiones de volcanes, expediciones, y ficciones a los cuentos épicos en los que los vates emparentaban la familia de los César del momento con los dioses; y es probable que ese sea el único cambio, es decir, que hoy se llama hacer Historia a los masajes y lametazos de los pelotas de los dirigentes, y patrañas a los que no nos resignamos. El caso es que tienen acceso a las mismas fuentes de noticias o notas, y casi los mismos medios de difusión, que con frecuencia son los mismos que las fuentes, pero lo de sus amos es hacer Historia y lo suyo contarlo, aunque solo sea a los propios cuando les piden el aguinando. Así nos enteramos que hay 1 agencia norteamericana que engloba los servicios de información de las fuerzas y cuerpos dedicaos a la seguridad, el negocio más boyante junto con el tráfico de armas, y emite alertas como la de 25 mayo 2017, con tan mala fortuna, o buena, que alguno de los que las reciben ni siquiera se atreve a publicarla hasta que se han perpetrao los atentaos, a lo que llaman periodismo de tipo histórico, pues ya podían haber apostao reporteros y habrían obtenido imágenes exclusivas que luego dicen ofrecer. Ni siquiera son suyas, aunque alguno de estos poderosos medios de comunicación tienen sede en la misma Rambla de Barcelona, pero deben tener hasta las cámaras de seguridad grabando partidos de fútbol que luego emiten de gañote. Claro que también se prodría pensar que fueron los propios terroristas los que delataron el objetivo descartao como señuelo cuando vieron que les dejaban reunir botellas de Butano, litros de acetona y los otros componentes explosivos sin grandes contratiempos. El tránsito a la gloria, merecida sin duda para Witold Pilecki, espía que se hizo internar en el campo concentración de Auschwitz bajo identidad falsa para informar a los aliados de lo que estaba pasando dentro, que organizó cierta resistencia posibilista entre los presos y terminó fugándose cuando se convenció que los paises vencedores de la 2ª Guerra Mundial no planeaban intervenir, demuestra de paso la caída en el pozo del olvido dEl espía que se inventó Joseph Conrad para infiltrarlo en los círculos anarquistas de London hacia 1907, fecha del relato, al que sorprendentemente se encomendó prender la mecha o acelerar el proceso de la célula anarquista embrionaria y desorganizada haciendo honor a su credo, mediante 1 atentao sonao por lo absurdo en el edificio del meridiano 0º de Greenwich cuando no hubiera nadie, que la bomba además estalló cuando era trasladada sin causar daños a otro que no fuera al portador. No estoy reventando el relato de Conrad, lo endiablao es la investigación posterior a manos de los que lo habían planeao, financiao y mandao ejecutar que también sabían lo que había pasao, por mucho que no fuera lo previsto, otra de esas historias que se olvidan para volver a descubrirlas a vuelta página o inventarlas según dónde. Es la estrategia de manipulación 2/10 de Noam Chomsky, crear problemas y después ofrecer soluciones.
- También llamao problema - reacción - solución, donde se crea la situación prevista para causar cierta reacción en el people, por ejemplo dejar que se desenvuelva o intensifique la violencia u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. También crear crisis económicas para hacer tragar como mal necesario el retroceso de derechos y desmantelamiento de servicios esenciales, explicao por Germán Piñeiro. En negativo también parece que actuó el poeta Ezra Pound, otro de los incipientes visitantes ilustres de Eivissa, como Walter Benjamin, que también se vio envuelto en otro contratiempo en el que se quitó la vida durante su desafortunada huida del horror al cerrársele el paso en la frontera, casi como Pound, que pasó la 2ª guerra mundial enjaulao a la intemperie en Italia, pero cuyas exageradas soflamas reaccionarias a favor de sus captores llamaron poderosamente la atención en su propio país, United States, donde fue respondido y tratao con escándalo su caso, por otra parte increible para quienes habían conocido antes el poeta, entre otros el que dirigía las células infiltradas en territorio enemigo quien, después de liberao Pound, se ocupó que recibiera la atención que merecía, aunque no honores, pero acorde con el trabajo brillante que hizo a su manera, pues señalaba en sus soflamas aspectos cruciales que cumplían su propósito, hasta el punto que Mussolini, que empezó creyendo que era de los suyos, sospechó de su doble juego sin llegar a pillarlo, por tanto bien ejecutao además de efectivo. Más dan que pensar los espías que se ocupan y tratan que el people se fije en actos perfectamente insustanciales, sino fuera porque lo suyo además está prohibido por la Constitución Española de 1978 por abusos reiteraos, excepto cuando se trata de amenazas exteriores, tan prohibidas las interiores como el jaguar metálico en el capó de los Jaguar, igual que otros adornos exteriores afilaos en el código la circulación, peligros del diseño inconsciente para los peatones y otros conductores, tan perniciosos los jaguar afilaos como las fotos de actos oficiales en que se lucen trajes de sastres de los que no aparecen las voluptuosas firmas en las facturas al gusto fashionista. Antes que los resultaos de las investigaciones de esos espías, lo caro de obtener son las explicaciones de los que las financian, sino son los mismos. Género literario el del espionaje y excelentes espías los escritores donde se los aprecia. Quevedo y antes Cervantes también fueron espías en tierras hostiles que cambiaron acontecimientos luchando sin armas.
- Todos debemos contribuir a despertar la sociedad que parece dormida, Gabilondo apenas 2 días antes del #15m 2011. Entre los lectores de profecías y otros géneros literarios también debemos estar clasificaos los que aún seguimos creyendo en las utopías. Hasta tenemos pruebas, The songlines, traducido al español como Los trazos de la canción, escrito por Bruce Chatwin en 1987, libro nacional de Australia, sociedad entera que se replanteó su relación con los pobladores aborígenes de la isla continente, mi ejemplo preferido. Hasta la contabilidad reconoce los signos verbales y no verbales como actos plenos, donde se reconocen los actos comerciales que se refrendan con 1 apretón de manos, tan importantes en la evolución y sin el apretón, con el simple asentimiento, aunque para eso hay que tener palabra y alguien que coja el guante.

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la puerta del infierno

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En el seno de una familia judía de Budapest, Hungría, nació Endre Enro Friedman. En los talleres Leitz de Weztlar, Alemania, el ingeniero Oscar Barnack fabricó un prototipo de cámara de fotos con el formato de la película de cine ya existente. La Leica I fue presentada en 1925. Era extremadamente pequeña y ligera en comparación con las que se habían usado hasta entonces, equipada con un objetivo de 50 mm. con diafragma abierto hasta f 3.5 y 6 pasos de obturador entre 1/25 y 1/500 de segundo. Aún sin telémetro de enfoque, incorporado en la Leica III (1933), flash y fotómetro, los fotógrafos, en palabras de Kertesz, empezaron a divertirse haciendo fotos. En joven Endre Friedman, exiliado de Hungría por su militancia de izquierdas, se compró una de las 50.000 Leicas que ya se habían fabricado e intentó ganarse la vida como fotógrafo en los periódicos y revistas ilustrados con fotos de actualidad. La prensa estaba en el centro de todas las batallas ideológicas. La prensa estaba en el centro de todas las batallas. Las fotos de actualidad, posibles con las nuevas cámaras ligeras, eran la gran novedad para un público ávido de información que acababa de conocer la radio y ni siquiera sospechaba el impacto que causaría en sus retinas el gran invento de la televisión. El salto que suponía tener armada la cámara ante cualquier situación a tener que armarla con el pesado trípode, las placas de vidrio o películas emulsionadas, más grandes, más aparatosas en el manejo y más exigentes en la medición de la luz, mucho más lentas en todo el proceso fotográfico, es más o menos el salto que se refleja entre las fotos de escenarios de la muerte y fosas de cadáveres de la Guerra de Crimea de 1855, muy meritoria obra del reportero pionero Roger Fenton, y el reportaje vivo aún hoy, pues fué captado directamente en el límite entre la vida y la muerte, que realizó Capa en la guerra civil española. El joven Endre Friedman, exiliado de Hungría por su militancia de izquierdas, se compró una de las 50.000 Leica que ya se habían fabricado en 1930 e intentó ganarse la vida como fotógrafo en los periódicos y revistas ilustrados con fotos de actualidad. Huyendo otra vez, ésta de Hitler por su condición de judío, Andrés Friedman, su novia Gerda Taro (alemana, de izquierdas) y su Colaborador "Chim" Seymour (polaco, judío, de izquierdas y fotógrafo) se inventaron al fotógrafo internacional Robert Capa. Gerda vendía por los periódicos las fotos de este misterioso aventurero militante de causas justas. Es así como Robert Capa (inicialmente, la sociedad que formaron Gerda, Andrés y "Chim") tomó parte en la guerra civil española. En agosto de 1936, resguardao en 1 trinchera de Cerro Moriano, Córdoba, Andrés/Robert Capa estiró la mano con su Leica y sin mirar captó la imagen del miliciano cayendo herido de muerte. Esta foto llegó a la prensa francesa en el mes de septiembre de ese primer año de guerra y marcó para siempre el enorme impacto internacional de la contienda española. Aún no ha aparecido nadie que diga ser el muerto de "El miliciano cayendo herido de muerte", el personaje de la célebre foto de Capa, sin embargo sí se ha vertido sobre esta imagen una sospecha de ser un montaje propagandístico, una escenificación interesada. Capa explicó que la hizo sin mirar, sacando la mano desde la trinchera en la que él mismo acababa de resguardarse y disparando la cámara un par de veces al azar. La efectividad de la foto (la primera instantánea de una muerte, su inmediato impacto internacional, la fama imperecedera que proporcionó al fotógrafo) es el único dato que ofrecen los incrédulos para sembrar la duda: es tan rematadamente impresionante que hasta parece mentira. Las fotos inmediatamente anteriores y posteriores a ésta corroboran la versión de fotógrafo. El contexto también está a favor de la autenticidad de esta imagen. Hasta ese momento Robert Capa era el seudónimo de los fotógrafos Andrés Friedmann y Chim Seymour ayudaos por Gerda Taro, la novia de Andrés, para distribuir el trabajo realizado en común. Esta foto tomada en los primeros meses de la Guerra Civil fué la que identificó a Capa con Andrés Friedmann. Chim Seymour continuó fotografiando por su cuenta y con su nombre el resto de la guerra. De haber sido un montaje premeditado, probablemente no habría sido Andrés Friedmann/Robert Capa el fotógrafo elegido y de serlo, habría hecho participar a sus socios. Por otro lado, el desconcierto de la imagen (una foto un poco desencuadrada, desenfocada, movida y defectuosamente iluminada) demuestra a cualquiera que haya tenido una cámara en las manos que no es una foto premeditada o preparada. El azar y Andrés Friedmann/Robert Capa fueron los autores de la imagen más conocida del siglo. Una vez que Chim Seymour decidió continuar la guerra por su cuenta y con su nombre, Gerda y Robert Capa fotografiaron en Valencia los actos del Congreso de Escritores Antifascistas de 1937, con Tolstoi, Malraux y Bergamín entre otros participantes. De este acto son 2 fotos de las pocas que se conocen de los fotógrafos aparecidas en 2018 en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, obra a su vez del polaco Emilio Rosenstein, cuyo seudónimo, pues también era judío, era Emil Vedin. Gerda siguió con los escritores hasta los actos de #Madrid, donde los intelectuales se reunieron con el poeta Rafael Alberti, y Guadalajara, donde visitaron el frente de guerra y homenajearon a los soldados republicanos. Continuó sola hasta Brunete, donde cayó accidentalmente del estribo del coche en el que se había encaramado para fotografiar el frente y fué atropellada por un tanque republicano T 26 de fabricación rusa que se batía en retirada marcha atrás. Murió en el hospital de campaña del Goloso en presencia de la escritora Maria Teresa León, que recordó el triste suceso en sus memorias. Siempre en el bando republicano y ya en solitario, Capa realizó un amplio reportaje, no sólo de la guerra, también fotografió niños, calles, campos, soldados escribiendo y leyendo cartas o en plena clase de alfabetización, protecciones a las obras de arte, mítines políticos y encuentros con intelectuales y retrató a todos los personajes de la época que se pusieron a su alcance. En todas las fotos, Capa se reveló como un admirable admirador de todo lo humano, de todos los gestos, de todas las caras, de todos los trabajos y actividades, de todas las situaciones, de todas las edades. El tema de Capa fué lo humano. En agosto de 1936, resguardao en 1 trinchera de Cerro Moriano, Córdoba, Andrés/Robert Capa estiró la mano con su Leica y sin mirar captó la imagen del miliciano cayendo herido de muerte. La foto llegó a la prensa francesa en el mes de septiembre de ese primer año de guerra y marcó para siempre el enorme impacto internacional de la contienda española. Aún no ha aparecido nadie que diga ser el muerto de "El miliciano cayendo herido de muerte", el personaje de la célebre foto de Capa, sin embargo sí se ha vertido sobre esta imagen una sospecha de ser un montaje propagandístico, una escenificación interesada. Capa explicó que la hizo sin mirar, sacando la mano desde la trinchera en la que él mismo acababa de resguardarse y disparando la cámara un par de veces al azar. La efectividad de la foto (la primera instantánea de una muerte, su inmediato impacto internacional, la fama imperecedera que proporcionó al fotógrafo) es el único dato que ofrecen los incrédulos para sembrar la duda: es tan rematadamente impresionante que hasta parece mentira. Las fotos inmediatamente anteriores y posteriores a ésta corroboran la versión de fotógrafo. El contexto también está a favor de la autenticidad de esta imagen. Hasta ese momento Robert Capa era el seudónimo de los fotógrafos Andrés Friedmann y Chim Seymour ayudaos por Gerda Taro, la novia de Andrés, para distribuir el trabajo realizado en común. Esta foto tomada en los primeros meses de la Guerra Civil fué la que identificó a Capa con Andrés Friedmann. Chim Seymour continuó fotografiando por su cuenta y con su nombre el resto de la guerra. De haber sido un montaje premeditado, probablemente no habría sido Andrés Friedmann/Robert Capa el fotógrafo elegido y de serlo, habría hecho participar a sus socios. Por otro lado, el desconcierto de la imagen (una foto un poco desencuadrada, desenfocada, movida y defectuosamente iluminada) demuestra a cualquiera que haya tenido una cámara en las manos que no es una foto premeditada o preparada. El azar y Andrés Friedmann/Robert Capa fueron los autores de la imagen más conocida del siglo. Una vez que Chim Seymour decidió continuar la guerra por su cuenta y con su nombre, Gerda y Robert Capa fotografiaron en Valencia los actos del Congreso de Escritores Antifascistas de 1937, con Tolstoi, Malraux y Bergamín entre otros participantes. De este acto son 2 fotos de las pocas que se conocen de los fotógrafos aparecidas en 2018 en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, obra a su vez del polaco Emilio Rosenstein, cuyo seudónimo, pues también era judío, era Emil Vedin. En este mismo año de 1947 y en Paris, Capa fundó junto con los fotógrafos Henri Cartier-Bresson y Chim Seymour la agencia de fotógrafos independientes Magnum, que ha reunido en sus archivos la mejor colección de fotos de esta segunda mitad del siglo XX. Capa murió el 25 de mayo de 1954 al pisar una mina en el camino de Thai Binh, Vietnam. Después de negociarlo con Cornell Capa, hermano, colaborador en vida y heredero de Robert, el Museo Reina Sofía ha recibido una donación de 205 fotos de Capa sobre la guerra civil española, fotos cuya exposición pública está anunciada para febrero de 1999. Estas fotos de Capa son, junto con el Guernica de Picasso, cuya residencia definitiva también fué fijada en el Museo Reina Sofía, el testimonio más valioso de la guerra civil española, el terrible suceso del que se cumplirán 60 años desde su fin en 1999 y que no ha cesado de producir noticias, libros, películas, exposiciones, homenajes, encuentros fraternales entre los viejos combatientes y un sin fin de recuerdos que mantienen el trágico suceso en un plano de permanente actualidad. Capa tituló uno de sus libros Slightly out focus (ligeramente desenfocado) reivindicando la estética de lo borroso -fotos movidas, desenfocadas por la rapidez del puro acto fotográfico, que subrayan la intensidad dramática de la escena y las emociones humanas- frente a la estética de la nitidez que había venido impuesta por las características técnicas de las cámaras fotográficas anteriores a la Leica. Robert, que siempre odió las guerras -quería ser "fotógrafo de guerra sin trabajo"-, fotografió de esta manera el alma de la historia, no su simple apariencia. En este mismo año de 1947 y en Paris, Capa fundó junto con los fotógrafos Henri Cartier-Bresson y Chim Seymour la agencia de fotógrafos independientes Magnum, que ha reunido en sus archivos la mejor colección de fotos de esta segunda mitad del siglo XX. Capa murió el 25 de mayo de 1954 al pisar una mina en el camino de Thai Binh, Vietnam.

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Conocer y recordar a los pioneros de la fotografía ayudará a levantar el ánimo a los fotógrafos que se encuentren el dificultades técnicas. Se considera fecha inicial de la fotografía el 3 de julio de 1839, día en el que el invento de la sociedad que habían formado Daguerre y Nièpce en 1829 fue declarado por la Cámara de Diputados de Francia un bien de dominio público. Se consideró un invento de dominio público porque era muy difícil registrar y proteger con patentes un invento tan extremadamente sencillo cuyas partes componentes ya habían sido descubiertas años e incluso siglos antes. El 27 de septiembre de 1835, otra fecha clave, la noticia del invento apareció publicada en el Journal des Artistes de Paris. En 1839 el periódico Vossiche Zeitung de Berlín empleó por primera vez la palabra "fotografía", dibujo de luz, para hablar del invento. De 1839 es también el primer retrato fotográfico conocido, el de Karl Drapper, profesor de la Universidad de Nueva York en la que se investigaba el invento. En 1872 el Daily Graphic de Nueva York publicó la primera fotografía en un diario. El 12 de junio de 1826, Joseph Nicéphore Niépce, que vivió entre los años 1765-1833 en Chalon sur Saône, al Oeste de Francia y que había iniciado sus investigaciones en 1813, introdujo una placa de láminas de cobre sensibles a la luz e hizo la primera fotografía de la historia en su casa familiar de la aldea de Saint-Loup de Varennes, una imagen de la ventana de su cuarto de trabajo expuesta durante todo el tiempo que duró el ciclo solar del día señalado. Para dar una idea de la trascendencia del invento baste señalar que la popular y hoy imprescindible bombilla fue inventada por Edison en 1878. Los pioneros de la fotografía trabajaron necesariamente con luz natural durante más de 50 años. Louis Jacques Mandé Daguerre, que vivió entre los años 1789 y 1851, autor de "Exposición histórica y descripción de los procedimientos del daguerrotipo y del diorama", publicado en 1839, perfeccionó el sistema de revelado empleando láminas de cobre plateado tratadas con vapores de yodo. Ponía estas láminas dentro de la cámara oscura y hacía una exposición de 15 a 30 minutos. Después revelaba la imagen así obtenida colocando la placa sobre una vasija de mercurio caliente. De esta manera las partículas de mercurio se adherían a las zonas de yoduro de plata impresionadas, con lo cual obtenía una imagen positiva. Las imágenes siguieron elaborándose en copias directas sobre materiales planos emulsionados con sustancias sensibles a la luz hasta que en agosto de 1835 William Henry Fox Talbot, que vivió entre los años 1800 y 1877, inventó el papel sensibilizado y el proceso fotográfico negativo-positivo y elaboró el primer libro hecho de imágenes multiplicadas: lo tituló El pincel de la naturaleza. El primer negativo fotográfico de la historia es una vez más una imagen del ciclo solar recorriendo una ventana vista desde el interior. Por sí mismo el invento de la visión en negativo de Fox Talbot, uno de los muchos procedimientos para obtener fotografías, ha aportado recursos, conocimientos y soluciones para otras áreas de investigación como la elaboración de mapas o los estudios con virus infecciosos y microorganismos en general, cuyos elementos componentes para su mejor comprensión. El proceso negativo-positivo de las fotografías también fue aprovechado por la informática en su impresionante desarrollo. En los primeros años 50 los circuitos electrónicos de los computadores ocupaban un edificio entero, pero como era imposible instalarlos en las naves espaciales, que era para lo que más se necesitaban en aquellos años, los especialistas iniciaron un imparable proceso de miniaturización de los componentes. El primer paso fue imprimir los circuitos electrónicos con los conocimientos alcanzados por la imprenta. El paso siguiente fue elaborar los circuitos con el proceso fotográfico, en negativos que se revelan con un proceso parecido al de las fotografías. Otra consecuencia impresionante que se puede adjudicar al invento de Fox Talbot son los rayos X, especialmente utilizados en la medicina. Los hermanos Lumière inventaron el cine, la proyección luminosa en una pantalla de 20 fotografías dobles (para evitar la sensación de traqueteo) por segundo, suficientes para engañar al ojo humano (bastaría con proyectar 26 imágenes por segundo) y crear esa ilusión electrovisual que llamamos cine, en 1895. Y aprovechando los avances experimentados por el cine, tanto de una cámara oscura capaz de registrar y proyectar 40 fotografías por segundo ó 20 imágenes dobles, como de la película de plástico bañada con sustancias químicas sensibles a la luz y al color (desde 1935) capaz de registrarlas, el ingeniero alemán Oscar Barnack fabricó la primera cámara fotográfica ligera, la mítica Leica que se comercializó en Europa hacia 1930.

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